Hace algún tiempo me encontré con esta nueva palabra para mí.
Procrastinar.
Y significa aplazar una obligación o un trabajo.
Es la costumbre que tenemos todos, o casi todos, de dejar para última hora aquellas labores que nos son más desagradables. Es humano.
En todos los trabajos hay ciertas labores que nos resultan menos agradables.
Por mucho que nos apasione y nos guste nuestro trabajo, hay ciertas tareas que forman parte de ese trabajo y que no nos gustan.
En mi caso, me apasiona mucho lo que hago, ayudar a otros a que les vaya mejor con sus negocios, especialmente con formación en el área comercial, con cursos, podcast, mentorías, clases en la Universidad y este blog diario.
Sin embargo, hay tareas que tienen que ver con este propósito y que me desagradan y que por lo mismo, voy postergando hasta última hora, como por ejemplo: Preparar y corregir pruebas, editar los podcast, entre otras. Para qué decir de cuando se trata de ordenar mi oficina, respaldar archivos en mi computador, ver mis impuestos y otras tareas administrativas.
He descubierto, más bien he aprendido, que si me planifico para hacer estas tareas que me gustan menos, las resuelvo y me quedo mucho más tranquilo.
Yo funciono con una agenda y cada día tengo planificadas tareas a ejecutar, por bloques de una o dos horas, además de aquellas reuniones u obligaciones, con otras personas.
Así es como he logrado procrastinar menos.
Cuando eres tu propio jefe, como lo es un vendedor que goza de más autonomía, necesitas cierta disciplina para lograr tus objetivos y que te ordene en tus prioridades.
Un vendedor, necesita hacer siempre dos cosas (al menos) todos los días:
- Generar demanda con nuevas oportunidades
- Hacer seguimiento a las oportunidades que ha generado.
Mi sugerencia es que planifiques tu día en estos dos bloques.
Deja un espacio de tu agenda, bloqueando un par de horas al día, para prospectar nuevas oportunidades. Esa debe ser tu prioridad.
Otra parte del día, para hacer el seguimiento a esas oportunidades.
Los horarios y tiempos para cada actividad dependerá del nivel de oportunidades que tengas como meta en tu embudo de ventas.
La agenda y el CRM (seguimiento de oportunidades) son fundamentales para ordenar el trabajo de un vendedor profesional.
En la agenda diaria, te sugiero considerar la primera hora del día para hacer eso que menos te gusta y que te sigue como carga de tareas pendientes y que tiendes a postergar. Típico, los papeleos, reportes administrativos, etc. son tareas que en general a los vendedores nos desagradan y que le sacamos el bulto.
Hay ciertos horarios en que es mejor para comunicarse con tus clientes, por lo que privilegia las tareas de prospección y seguimiento, en los horarios en que te es más fácil comunicarte con ellos, dejando las otras horas (las menos) para las tareas más administrativas y que tendemos a postergar.
¿Y tú procrastinas?
Julio
Santiago, Chile