El caso del programador web

Sergio se dedica a hacer páginas web y está rediseñando su modelo de negocios.

Estudió ingeniería en informática y paralelamente estaba empleado como asistente técnico en computación en una empresa que le permitía estudiar y trabajar.

Con la pandemia por el Covid, se acostumbró al teletrabajo y como ya había terminado sus estudios, le quedaba mucho tiempo libre, por lo que decidió prestar sus servicios para hacer sitios web a emprendedores y profesionales independientes.

Usaba plantillas de WordPress, las adaptaba a los negocios de sus clientes en forma personalizada y quedaban felices con los servicios de Sergio, ya que lograba sitios web muy funcionales y atractivos.

Como cobraba muy por debajo de los precios de mercado y sus clientes estaban satisfechos, comenzó a recibir nuevos pedidos de los clientes que eran recomendados por sus mismos clientes por lo que el crecimiento fue bastante rápido.

Además trabajaba en proyectos específicos como freelancer para una agencia digital y en la mayoría de los casos ni siquiera conocía a los clientes finales, pero esta modalidad también le permitía tener ingresos adicionales, cada vez con mayor frecuencia.

Cada día tenía más clientes propios y más trabajos especiales.

Ya no tan sólo hacía las páginas web, sino que también ofrecía o le pedían servicios de marketing digital, community manager, hosting, sitios de ecommerce, carrito de compras y otros derivados.

Durante la pandemia y con el teletrabajo con su empleador, le permitía abordar proyectos de sitios web para sus clientes su trabajo como freelancer, pero con el regreso al trabajo presencial, se le estaba haciendo cada día más difícil la tarea de cumplir en los distintos frentes.

Por primera vez había recibido un reclamo de un cliente porque no le había cumplido con la fecha comprometida y la agencia digital le estaba exigiendo acortar los plazos de entrega para sus proyectos.

Su empleador también se daba cuenta que Sergio estaba rindiendo al mínimo en las exigencias de su cargo de soporte informático.

Abrumado por la sobrecarga de responsabilidades, pero muy satisfecho por haber más que triplicado sus ingresos durante la pandemia, se encontraba meditando acerca de decisiones que debía tomar:

¿Debería renunciar a su trabajo y emprender por su cuenta?

¿Debería dejar su trabajo como freelancer con la agencia digital que le generaba ingresos bastante estables?

¿Debería contratar personal para que le colaboraran con el desarrollo de su negocio o tener sólo freelancers por proyectos?

¿Debería especializarse en algún área u ofrecer un servicio más integral para sus clientes si se lo pedían?

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