Octavio es el fundador de una Pyme dedicada al servicio técnico para maquinaria agrícola.

Lleva 25 años en el rubro y hoy cuenta con 25 personas, casi todos mecánicos, un par de administrativos y un solo vendedor.

Junto con la fundación de su taller mecánico, contrató a Luis como vendedor, recomendado por un amigo.

Octavio se dedicó exclusivamente a los temas técnicos y nunca participó de la gestión comercial ya que confió plenamente en las capacidades de Luis, su único vendedor.

Luis definía sus rutas de visitas a clientes, tenía la capacidad de atraer nuevos clientes para el taller y siempre fue creciendo en ventas.

Había mucho trabajo en el taller con los clientes que traía Luis y debió ampliarlo, con más técnicos y más equipamiento.

Todo bien para Octavio y el negocio.

Un negocio en crecimiento, nuevos clientes y, lo que más le gustaba, era que él no tenía que vender y se podía dedicar a lo que más le gustaba, la mecánica.

Hasta que pasó lo que nunca sospechó que podría pasar…

Luis le anunció que se retiraba ya que había recibido una oferta que no podía rechazar y como no tenía nada pendiente de entregar, se iría al día siguiente.

No le dio más información, pero todo indicaba que se iría como socio a cargo de las ventas, a un taller mecánico de la competencia.

Octavio entró en pánico…

¿Cómo reemplazar a Luis?