Guillermo fue despedido en plena pandemia, de un importante canal de televisión, donde se desempeñó como camarógrafo durante 25 años y había sido el único trabajo que había tenido, desde que se tituló como técnico audio visual.

Durante ese tiempo le correspondió participar en programas de entrevistas, shows, deporte, festivales, teleseries, viajes y de todo que le asignaran hacer en el staff  técnico de producción del canal y siempre detrás de las cámaras.

Desde hace algún tiempo en el canal venían ocurriendo despidos, ya que, al igual que toda la industria, estaban subcontratando las producciones, con pequeñas empresas externas y vio cómo muchos de sus ex compañeros camarógrafos se fueron a trabajar con ellas.

Nunca pensó que a él le ocurriría, ya que había sido un fiel trabajador y uno de los más experimentados en su oficio, incluso había sobrevivido a los cambios tecnológicos de la TV, adaptándose al paso de lo analógico a lo digital y conocía todos los trucos de producción y post producción.

A sus 47 años debía enfrentar la cesantía y necesitaba urgente generar ingresos, ya que su esposa se debía quedar en casa para cuidar a sus hijos, uno de ellos con una enfermedad que requería de su cuidado permanente.

Durante los primeros meses de su cesantía, buscó trabajo en otros canales de TV y varias de estas productoras, sin resultados. Un par de veces lo llamaron de una productora de un amigo para participar como camarógrafo en un evento para una empresa y en un matrimonio, recibiendo un pequeño honorario.

Cuenta con algunos equipos técnicos de nivel profesional (dos cámaras, dos micrófonos, iluminación, editor de videos) que le permitirían ofrecer sus servicios a productoras y a quién lo quisiera contratar.

En su pequeño departamento, dejó un espacio para implementar su estudio de grabación y edición, pero no sabía cómo usarlo ni qué hacer.

Miraba a los youtubers, a los influencers, las redes sociales, los creadores de contenidos, recorría las páginas web de las empresas y revisaba sus videos corporativos, videos de capacitación y todo cuanto fuera creaciones audiovisuales, pensando en encontrar por ahí alguna oportunidad para su trabajo de camarógrafo.

Buscó ayuda con una psicóloga que se dedica al outplacement . Le aconsejó que actualizara su currículum y que se creara una cuenta en LinkedIn y en otras redes sociales, para que comenzara a desarrollar su marca personal e hiciera networking.

No comprendió mucho esto último y pensó que se trataba de alguna moda, además que le molestó mucho que se usaran palabras en inglés.

Muy decepcionado y cada día más urgido económicamente, ya que se le estaban agotando los pocos fondos que había obtenido de su indemnización, consideró la posibilidad de emprender como una opción.

Pero… ¿en qué emprender?

Lo único que sabía, era ser camarógrafo, lo que había hecho toda su vida, pero no tenía idea de finanzas, de marketing, de ventas, ni menos cómo dirigir una empresa.

Tampoco había cultivado redes de contactos.

Además no tenía capital. Sus únicos activos eran su equipo de grabación y su experiencia.

En una de sus noches de insomnio pensaba en que venderle la producción audiovisual a las empresas podría ser una buena alternativa…asociarse con una agencia de publicidad…crear su propia productora y contratar freelancers cuando fuera necesario…buscar un socio que tuviera sus fortalezas en el área creativa…

¿Cómo partir? ¿Cómo venderle a empresas?

Si tú fueras un mentor de emprendedores ¿Qué consejos le darías a Guillermo?

Comparte tus consejos para Guillermo en los comentarios. Te los agradecerá infinitamente.

En el episodio podcast Ventas B2B del próximo lunes, entregaré más información de este caso y su desenlace, considerando todos los comentarios que se reciban, los comentaré en el episodio del lunes subsiguiente.