El caso del cliente fantasma

Fernando es un consultor de empresas en el área de personas o capital humano.

Es psicólogo de profesión y está asociado con otros colegas.

Llevan tres años como emprendedores y les ha costado lograr tener ingresos estables, ya que venden proyectos que tienen un inicio y un fin, que al finalizar el proyecto y después de presentar el informe a su cliente, no logran engancharlo para continuar con otros proyectos o para la implementación de sus recomendaciones.

Cada miembro del staff genera sus propios proyectos, desde la venta hasta su ejecución y utilizan algunos psicólogos del equipo, que son más junior, para sus trabajos en terreno.

Fernando estaba muy contento porque acababa de tener una reunión con la Gerente de Recursos Humanos de una empresa muy grande y en esa reunión la habían acompañado otras personas de la empresa potencial cliente, una de ellas era la asistente, quién le había contactado para pedirle que fuera a esa presentación, ya que necesitaban una consultoría en Desarrollo Organizacional, específicamente para la gestión del cambio cultural, donde él tenía mucha experiencia.

Fernando fue solo a esa reunión que resultó más larga de lo habitual, casi tres horas,  lo que lo dejó muy motivado, ya que le permitió hacer gala de sus conocimientos y responder a cada una de las preguntas que le hacían sus potenciales nuevos clientes.

Más que una primera reunión de ventas, le pareció que fue una charla técnica, por lo que estaba exultante, ya que de seguro le contratarían la consultoría.

Al finalizar la reunión, la gerente de Recursos Humanos, le agradeció su tiempo y quedaron en que al día siguiente, Fernando le enviaría una propuesta detallada con el trabajo que realizarían, los tiempos y por supuesto, los honorarios.

Al día siguiente, Fernando envió por email la propuesta del trabajo consultoría a la asistente que lo había contactado, con lujo de detalles, la presentación de la consultora, su currículum y los honorarios.

Pasó una semana y nada…no había respuesta.

Revisó nuevamente el correo que había enviado para verificar que la dirección del email estaba correcta y que si no hubiera rebotado. Estaba todo bien.

Esperó una semana más y le envió un nuevo email a la asistente, preguntándole si tenía noticias de la propuesta y no tuvo respuesta.

Era muy raro, ya que le había parecido que el trabajo que le solicitaron era más o menos urgente.

A tres semanas de la presentación, decidió llamar a la asistente por teléfono y no la ubicó.

Estaba muy complicado, ya que el único correo y teléfono de los que disponía, eran los de la asistente y no se atrevía a contactar directamente a la Gerente de Recursos Humanos, ya que no se quedó con sus datos ni la de las otras personas que participaron en su presentación.

Pasó el tiempo y nunca más tuvo noticias de su magistral presentación.

Nunca supo si hicieron o no el proyecto, si lo hicieron con otra consultora, qué parte de su propuesta no les gustó o si habría sido el precio.

¿Qué había pasado?

¿Te ha pasado algo parecido?

¿Qué consejos le darías a Fernando para que no le vuelva a ocurrir lo mismo?

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