Había una vez un vendedor que era muy soñador.
Se la pasaba apostando a que haría una venta muy muy grande a una gran gran empresa…
Dejaba de lado todas las posibilidades que para él eran pan comido, pero que tenían poco impacto en su sistema de comisiones, prefería seguir apostando a ganador. Números grandes y que muevan la aguja decía.
Ahora sí que sí…se repetía cada vez que estaba frente a una posibilidad de un gran negocio.
Reunía la información, iba a muchas reuniones, hacía presentaciones, se concentraba en lograr ese negocio que le cambiaría la vida.
Pasaban los meses y al final el negocio se lo adjudicaban a otra empresa.
Su jefe le decía que prospectara más negocios de menor tamaño y que la suma de esos pequeños negocios podrían representarle al final de mes unas muy buenas comisiones, como lo hacían sus colegas.
Pero era muy porfiado.
Cada vez que comenzaba a vender y a cerrar negocios más pequeños, volvían a aparecer esos espejismos de grandes negocios…y otra vez se ilusionaba y otra vez se desilusionaba.
En la práctica ganaba muy pocas comisiones, porque no se enfocaba y no cerraba negocios pequeños, como lo hacían sus colegas.
Vivía con la remuneración fija mensual y parecía no importarle, ya que le alcanzaba para sobrevivir.
Su jefe se cuestionaba si la renta fija era muy alta o si debía exigirle más negocios, que aunque fueran más pequeños le servirían a él para ganar más dinero y a la empresa.
Para la empresa ya no estaba siendo un vendedor rentable. Con los pocos negocios que generaba, no alcanzaba a pagar su costo fijo
¿Qué debería hacer este vendedor? ¿Cómo lo podemos ayudar?
¿Qué debería hacer su jefe?