El caso Mi padre, mi rival

Gonzalo junior, tiene 32 años y está de novio.

Se tituló hace 8 años de Ingeniería Comercial y próximamente cursará un MBA.

Desde muy joven acompañaba a su padre, del mismo nombre, en su negocio de servicio técnico para equipamiento gastronómico primero, que luego se fue transformando en una importadora y comercializadora de máquinas y equipos para restaurantes.

Inicialmente lo acompañaba a visitar a sus clientes y escuchaba a su padre con gran admiración, para posteriormente irse metiendo de a poco en la gestión de importaciones, porque como sabía inglés, podía interactuar con los proveedores provenientes principalmente de USA.

Cuando se tituló, estaba con la idea de buscar trabajo en una gran empresa del rubro financiero, donde ya trabajaban unos amigos compañeros de la universidad, pero su padre le pidió que no lo hiciera para que lo acompañara en el negocio, que estaba en una etapa de crecimiento y necesitaba de su ayuda.

Fue así que Gonzalo Jr. pasó a ocupar diversas funciones en la Pyme de su padre, como ayudante y asistente de todo, su padre decía que debía aprender de todo, desde abajo, para que algún día se hiciera cargo de ella.

Cuando cumplió 30 años, su padre lo nombró Gerente Comercial y lo dejó a cargo de un equipo de cinco vendedores y le pidió que creciera un 10% respecto de las ventas del año anterior.

Gonzalo jr pensaba que se podía crecer mucho más si incorporaban una estrategia digital, ya que sentía que las cosas se hacían muy a la antigua y todo bajo la supervisión de su padre.

Casi todos los días, su padre le repetía la misma cantinela:

“A los vendedores hay que tenerlos cortitos y muy vigilados, debes saber en todo momento donde están y qué negocios están haciendo…es más, deberías acompañarlos a terreno para saber cómo venden…no quiero verlos hablando por teléfono ni mirando su computador en la oficina…las ventas se hacen en la calle visitando a los clientes…”

Gonzalo jr se sentía asfixiado por la contante supervisión de su padre y le pidió que le diera más espacio para tomar decisiones en la dirección del equipo comercial y que lo evaluara por los logros, más que por todas las cosas que hacía o no hacía.

En el papel Gonzalo el padre, estaba delegando en su hijo pero lo intervenía a cada instante, ya que no confiaba en su experiencia ni en su criterio para dirigir al equipo de ventas.

El asunto se complicó mucho más cuando uno de los vendedores más nuevos le presentó la renuncia, porque había sido increpado duramente por su padre esa mañana.

Durante la tarde del día anterior, su padre se sorprendió cuando se enteró que su hijo le había dado permiso a todo el equipo comercial para que se fueran a su casa para que vieran un partido de fútbol de la selección, que jugaba un encuentro muy importante y lo televisarían. Todo el país estaba expectante por ese partido.

Lo que más molestó a su padre es que la determinación la tomó Gonzalo jr sin preguntarle ni avisarle.

Incluso él, como dueño de la empresa, no autorizó la salida más temprano del equipo de técnicos del área de servicios, porque estaban con mucho trabajo y por si algún cliente los llamaba de urgencia.

Gonzalo jr fue directo a la oficina de su padre, muy enojado, cerró la puerta para que no se escucharan los gritos afuera y le viciferó:

“Mira papá, estoy muy cansado de que te metas en todo lo que yo hago y cuestiones todas mis decisiones, porque me muestras que no confías en mi criterio. Le di la tarde libre al equipo de ventas, como reconocimiento a su esfuerzo y porque ya tenemos cumplida la meta del mes, además, posiblemente todos los clientes estarían en las mismas condiciones concentrados en el partido de fútbol más que en atendernos para alguna venta y seguramente todos se irían temprano a sus casas.

Pareciera que estás arrepentido de haberme nombrado tu sucesor y que yo sea más exitoso que tú. Hemos superado las metas de ventas todos los meses y por eso ahora te siento más como mi rival que cómo mi padre.

Me parece que tu forma de administrar es anticuada y crees que la única forma de supervisar es estar encima del personal. Yo no creo en eso. Yo creo en la administración por objetivos.

Si a ti te gusta trabajar hasta tarde incluso los sábados…a mí no…y a nadie….me gusta irme a la hora, estar con mis amigos, ir al gimnasio, estar con mi novia y tener una vida más allá de la empresa”

Gonzalo jr se fue calmando poco a poco, después de desahogarse con su padre. Sentía que estaba en lo correcto, pero temía haberse sobrepasado.

El padre, el fundador de una pyme exitosa y que ahora se había convertido en una empresa familiar, no aceptó lo que  denominó una falta de respeto mayúscula y pensó que era otro berrinche más de su hijo.

Se negaba a encontrarle razón a su hijo, ya que sería una muestra de debilidad. Su hijo debería aprender que todo se debe hacer con rigor y esfuerzo.

Lo peor de todo, es que después de esa discusión, nada cambió.

¿Qué consejos les darías a ambos? ¿ Quién debería ceder? ¿Cómo se debería gestionar una empresa familiar?

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