Luis es un busquilla de esos que anda viendo negocios y oportunidades en todos lados.
Se ha tomado muchas cervezas con sus amigos de la universidad pensando en hacer un negocio y emprender, hasta llegar a ser una compañía multinacional, facturar por millones y ser un unicornio.
Cada semana se reúnen después de salir de las clases de los días viernes, beben cervezas y exploran una idea de negocio y conversan largas horas acerca de la estructura de cargos que deberían tener en la empresa y los productos a comercializar.
No han concretado nada, porque todavía no saben en qué emprender.
Están muy ocupados con sus estudios, ya que están en la etapa de exámenes finales para titularse y algunos de ellos además tienen sus trabajos part time que les permite combinarlo con sus estudios.
Luis quiere emprender sí o sí y está dispuesto a hacerlo solo, si sus amigos no lo quieren acompañar en esta aventura.
A estas alturas siente que la falta de tiempo es sólo una excusa de sus amigos para no avanzar con las ideas de negocios y emprender.
En la última semana de cervezas y de clases, Luis les planteó como ultimátum acerca de si no se decidían pronto, él emprendería sólo.
Sus amigos le respondieron que estaba en su derecho, pero que parecía que él era el único del grupo que estaba más ansioso por emprender… ¡ahora ya!
Luis estaba desorientado porque sintió que perdió mucho tiempo bebiendo cervezas y conversando acerca de emprender pero no había concretado nada.
Sus amigos estaban más concentrados en buscar empleo al finalizar la carrera y quizás, algún día, emprenderían.
Luis nunca había trabajado como dependiente, sólo había estudiado y pensaba si era mejor emplearse primero para después emprender, como lo harían sus amigos.
Lo que más lo confundía era que quería emprender, pero no sabía en qué ni por dónde comenzar.