Jorge está en un proceso de aprender a delegar, porque reconoce que en su negocio debe dejar de ser el único tomador de decisiones, porque eso de estar pendiente de todo, lo tiene muy cansado.
A sus 55 años, ingeniero y fundador de su empresa dedicada a proyectos de ingeniería, con buenos resultados en lo económico, está decidido a cambiar su forma de dirigir.
Por su formación profesional, siempre está revisando todo y hasta el más mínimo detalle.
Ha incorporado profesionales que llevan mucho tiempo en la organización y que han partido apenas han terminado su carrera de ingenieros, donde Jorge ha sido uno de sus profesores y los ha guiado desde sus inicio de carrera y hasta ahora que están mas crecidos.
Un consultor experto en Desarrollo Organizacional, que contrató para que hiciera una evaluación del potencial de sus ejecutivos, pensando en el crecimiento de la empresa y formación nuevas unidades de negocio, le hizo los siguientes comentarios:
– Tu estilo de liderazgo los ahoga y no los dejas crecer.
– Están molestos porque los tratas como niños.
– Te admiraban como profesor, pero ahora están desilusionados, porque esperaban que los dejaras crecer.
– Sienten que no confías en ellos, porque les revisas todo…y varias veces.
– Les pides que sean autónomos, pero cuando toman decisiones, nunca estás a gusto.
– Prefieren no hacer nada sin preguntártelo, porque si te preguntan te molestas y si no te preguntan…te molestas más aún.
– Les revisas detalles que para ellos no son importantes y sienten que haces micromanagement y que a tu nivel, como empresario y profesor…no corresponde.
Cuando el consultor experto en DO, le hizo estos comentarios, partió por descalificarlo, diciéndole primero que estaba equivocado, que seguramente no entendió bien, intentó adivinar qué persona hacía tal o cual comentario…luego, comenzó a comprender lo que el consultor le estaba diciendo…
Si quería crecer en su negocio, debía aprender a confiar en sus ejecutivos, que eran bastante competentes en lo técnico, pero estaban temerosos y a disgusto con su estilo de liderazgo, lo que les impedía crecer profesionalmente.
Jorge comprendió y asumió que debía hacer un cambio en su forma de liderar.
El consultor le recomendó que delegara más y que confiara en su equipo.
Hizo esfuerzos por no meterse en el detalle y no revisar.
Esto le duró dos meses.
Hasta que, en una propuesta que debían presentar para un proyecto muy importante, declaró que no se metería y que lo dejaba a su equipo.
Este negocio se perdió.
Ni siquiera se dieron el trabajo de analizar las razones de porqué se había perdido esa propuesta.
Encontró un motivo para volver atrás y nuevamente volvió a meterse en el detalle y a supervisar todo más estrechamente.
¿Es posible pensar que Jorge no cambiará su estilo, aunque de la boca para afuera lo declare así?
¿Qué le aconsejarías a Jorge para avanzar en el proceso de delegar y confiar?
¿ Es el micromanagement una enfermedad crónica e irreversible?