Ayer domingo escribí acerca del descanso del guerrero, pero me quedé dándole vueltas y con algo de cargo de conciencia, porque no me referí en forma especial a las mujeres vendedoras y emprendedoras.

Con esto del cambio del lenguaje, hacerlo inclusivo y tener que referirse específicamente al género femenino y masculino en cada oración, me parece una exageración.

Puede no ser políticamente correcto esto que estoy escribiendo, pero es lo que pienso.

Me aburre eso de tener que decir en cada frase, las y los, vendedores y vendedoras, emprendedores y emprendedoras…en mi cabeza están todos (y todas) incluidos (e incluidas)…¿ven que es cansador?

En esta ocasión me referiré específicamente a las vendedoras y emprendedoras, porque claramente en general trabajan mucho más que los hombres, ya que agregan a sus tareas de ventas y emprendimiento, aquellas que tienen que ver con el hogar, cuidado de los hijos, aseo, cuidado de adultos mayores, compras y otra infinidad de labores que en muy pocos casos son compartidas por los hombres.

En el mejor de los casos, los hombres “ayudan” pero la carga está desequilibrada.

Las mujeres la llevan…

No se trata de ser machista o feminista. Tampoco estoy poniendo al mismo nivel machismo con feminismo como antónimos, son cosas distintas. Es la costumbre de referirse a las profesiones, oficios y actividades en genérico, incluyendo siempre a ambos géneros.

Cuentan con toda mi admiración y respeto.

Especialmente aquellas que se dedican a vender desde sus casas, ya que con los encierros provocados por la pandemia, debieron combinar sus labores comerciales con las del cuidado de los hijos 24/7 y sólo en contados casos, lo hicieron ellos, los varones.

Espero acepten mis disculpas, si es que en el post de ayer domingo se sintieron postergadas o discriminadas, porque me referí sólo al descanso del guerrero, pero siempre sentí que estaban incluidas.

Julio

Santiago, Chile