Hace pocos días se recordó el nacimiento de Leonardo da Vinci, el 15 de abril de 1452 y se difundió profusamente en todos los medios su obra.
Leonardo fue un polímata, es decir es aquella persona que destaca en diversas ramas; domina varias disciplinas, generalmente de las artes y las ciencias.
Fue a la vez pintor, anatomista, arquitecto, paleontólogo, artista, botánico, científico, escritor, escultor, filósofo, ingeniero, inventor, músico, poeta y urbanista.
No voy a detallar la inmensa cantidad de obras del gran Leonardo, ampliamente difundidas y conocidas.
Quiero detenerme en dos reflexiones.
Ser polímata (palabra que estoy descubriendo) es mucho más posible en la era digital, donde se puede y debe dominar una variada gama de especialidades, tales como programación, diseño, marketing y otras.
Aunque algunos lo ven como un abuso de ciertos empleadores que esperan empleados multifuncionales, con un bajo sueldo, según he visto en redes sociales.
La segunda reflexión es acerca de la cantidad enorme de cosas que pudo emprender Leonardo, contando con el mismo tiempo que contamos nosotros, es decir 24 horas al día, nada más y nada menos.
He leído, también en redes sociales, que algunos adjudican esta gran capacidad de trabajo y energía, a que Leonardo contaba con un gran equipo de trabajo y muchos ayudantes, que le permitían terminar los trabajos que él empezaba y creaba.
Pero bueno ¿no se trata de eso, el emprender y crecer?
Por supuesto que el emprendedor es el que crea y funda su empresa, pero luego, necesariamente tiene que formar un equipo que le ayude a implementar sus ideas para hacerlo crecer.
Permitirle que se dedique donde aporta valor y dejar que otros vayan haciendo sus aportes.
Si no lo hace así se quedará con menos obras.
Otro tema que me surge es el de la administración del tiempo.
En realidad este recurso escaso de “sólo” 24 horas al día se confronta con la amplia gama de cosas que podemos o queremos hacer.
Recursos escasos y necesidades ilimitadas…ese es el problema que pretende resolver la economía.
¿De qué manera?
Priorizando
Eligiendo que hacemos y por lo mismo qué dejamos de hacer.
Es decir, que cuando dejamos de hacer algo y decimos que es porque no tenemos tiempo, en realidad es porque no le asignamos el nivel de prioridad de las que sí hacemos.
A ver si te atreves a decirle a tu madre que no la has ido a visitar porque no le asignaste la suficiente prioridad…lo más probable es que le digas…no he tenido tiempo…
O cuando te has propuesto leer un libro…no he tenido tiempo…
Voy a estudiar inglés…no he tenido tiempo.
Voy a hacer más ejercicio…no he tenido tiempo.
¿Te das cuenta de la mentirilla?
Lo que hacemos es aquello a lo que le asignamos mayor prioridad por sobre las cosas que decidimos no hacer…
No es porque no tengamos tiempo…
Y lo peor de todo, es que así tranquilizamos nuestra conciencia.
Con respeto eso sí.
Otro tema relacionado y que abordaré más adelante es el siguiente:
¿Te has dado cuenta que la gente más ocupada y que hace más cosas…siempre tiene tiempo?
Julio Mujica
Santiago, Chile
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